viernes, 18 de julio de 2008

DELITOS Y VIOLENCIA

Introducción

Nuestra Constitución Política vigente contempla en su artículo primero, la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad, como el fin supremo de la Sociedad y del Estado.
Y en los artículos siguientes, se señalan los diversos derechos de la persona, considerándose asimismo, que la enumeración de los derechos establecidos en dicho Capítulo primero, no excluye los demás que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan en la dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno.
Además, se contempla en la Cuarta Disposición Final y Transitoria, que, las normas relativas a los derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú.
Todo lo cual se encuentra acorde no sólo con nuestra propia naturaleza sinó también con las Sociedades actuales, en la que se reconoce que los seres humanos poseen derechos para llevar una vida digna. Estos derechos deben ser respetados no sólo por las demás personas con las que nos interrelacionamos en nuestra vida en Sociedad, al ser la persona un ser social por naturaleza, sinó también tales derechos deben ser respetados y garantizados por el Estado, a través de su estructura u organicidad.
Desde 1948 en la Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de dicho año, en la misma se estableció en su artículo primero, que: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Contenido
Sin embargo, pese a las buenas intenciones de los instrumentos jurídicos antes mencionados, y a los esfuerzos de prevención general y especial de los Estados a través de las normas jurídico-penales, observamos que existe un fenómeno que en lugar de reducirse por la represión estatal punitiva, día a día se viene incrementando y agravando en sus distintas modalidades, cual es, el de la VIOLENCIA, la cual es tan usual en nuestros días, y se nos muestra en los medios de difusión escritos, televisivos y auditivos, que, ya en muchos casos no sorprende, y peor aún, se advierte indiferencia de la Sociedad en su conjunto ante su comisión.
Pero, cabe preguntarnos, ¿qué es la violencia?, ¿cuáles son sus causas?, ¿cuáles sus consecuencias?, y ¿qué podemos hacer contra ella?.
Si tenemos la convicción de convivir en una Sociedad en la que el ser humano pueda aspirar a su realización, respetando su dignidad y los derechos que le son inherentes, no podemos dejar de ignorar el fenómeno de la violencia, que incide directamente y del cual es fiel muestra el incremento de la criminalidad.
Así, podemos efectuar una aproximación a lo que entendemos por Violencia, definiéndolo como un fenómeno complejo, en el que participan tanto factores histórico-sociales como el aspecto psíquico de la persona. La Violencia es el resultado de la interacción entre la agresividad natural y la cultura (ideologías, relaciones humanas), por cuanto existen condiciones sociales que la promueven.
La violencia implica obtener un objetivo, sean recursos, poder, en general, satisfacción de las propias necesidades sin importar las de los demás; así como también, evitar la pérdida del control. La violencia tiene un sustrato de origen biológico, pues desnaturaliza la agresividad humana que es la fuerza interna orientada a la supervivencia. La agresividad difiere de la hostilidad, pues esta última se conceptualiza como la gratificación que se encuentra en la búsqueda de control del otro, imponiendo el interés propio. Por lo que la violencia estaría vinculada a la hostilidad, al abuso, a la coacción ejercida sobre otros para obtener su sometimiento, a obligarlo por medio de la fuerza física o moral; empleándose contra el orden jurídico y la dignidad humana.
Es así, que durante el proceso de socialización del ser humano, el mismo puede trastornar el manejo de su agresividad, transformándolo en hostilidad.
La violencia se multiplica y genera más violencia. Existen factores de riesgo que posibilitan la generación de violencia, como: a) el individual, referido al temperamento. Si se fomenta la impulsibidad, a la persona le será más difícil controlar sus impulsos. También participan del aspecto individual, las historias de abuso, las experiencias de socialización violentas, problemas de autoestima, violencia familiar. b) en el plano de las relaciones humanas: si hubo una pobre relación con los padres, compañeros involucrados en violencia, familias con patrones rígidos. C) En el plano comunitario: si existe aislamiento social, falta de servicios, pobreza. D) En las relaciones socio-culturales: existencia de inequidades económicas, exclusión social, disponibilidad de armas de fuego, violencia en los medios de comunicación, normas, cultura, creencia, valores. Todos estos factores se interrelacionan, siendo fundamental comprender la forma en que estos factores están vinculados para prevenir la violencia.

Las violencia podemos apreciarla desde distintos puntos de vista, siendo posible clasificarla de acuerdo a su finalidad, en: a) política o institucional, b) económica y c) social.
La violencia política o institucional, se caracteriza por la comisión de actos violentos motivados por el deseo de obtener o mantener poder político, como es el caso de los conflictos armados, sean guerrillas, grupos paramilitares, el ejército, la policía. La violencia económica, referida a actos violentos motivados por el deseo de obtener o mantener el poder económico, como el crimen organizado, la delincuencia común que afecta al bien jurídico patrimonio, incluyendo en o con motivo de ello, muerte, lesiones y violaciones sexuales. La violencia social, referida a la comisión de actos violentos motivados por el deseo que obtener o mantener el poder social, manifestándose en la violencia interpersonal como el maltrato a la cónyuge y los hijos, la agresión sexual y la violencia doméstica.

La violencia afecta a la víctima del hecho violento, pero también indirectamente a quienes de uno u otra forma, a los terceros que son testigos de ella. En la víctima puede tener efectos físicos, psicológicos, sexuales. Pero también, tiene efectos económicos sobre el mercado laboral y la productividad. Además del incremento de los costos por la demanda de servicios de salud, policía, sistema judicial.

El hecho violento tiene un efecto traumático en el ámbito psíquico. Por un lado, en la víctima, desestructura su psiquismo, la torna incapaz de elaborar la invasión de la que es objeto, mientras que en el victimario, le impide representarse el sufrimiento del otro y por tanto, le permite negar la responsabilidad por el dolor de la víctima. Lo cual se agrava cuando existe un vínculo afectivo entre ambos, lo que confunde a la víctima con un doble mensaje, de quien espera protección, y por cuya acción se vé agredido, disminuyendo su autoestima. Lo que a su vez provoca alteraciones en la conducta, en la educación, en el ámbito laboral, que al mismo tiempo inciden a nivel macroeconómico en el mercado laboral y la productividad.

Las consecuencias son múltiples y se siguen multiplicando, mientras no se reviertan las causas que la ocasionan. La violencia provoca más delincuencia y peor aún, diversificada y especializada, con los costos sociales, económicos e individuales mencionados. Por lo que se plantean diversos niveles de intervención:
El primero denominado prevención primaria, referido a la prevención de la violencia, a través de una labor de información acerca de lo que se entiende por violencia, cuáles son sus manifestaciones, los cambios conductuales y sociales que se requieren para modificar la sociedad violenta.
El segundo nivel es llamado prevención secundaria, en el que ya se dá tratamiento al caso de violencia, sea a través de la policía, o el órgano jurisdiccional.
Y el tercer nivel es denominado prevención terciaria, referido a la recuperación de la víctima.

Conclusiones.
Para una atención integral a las situaciones de violencia, y para prevenir y enfrentar el aumento de los actos delictivos, la Sociedad organizada y el Estado, deben poner límites a los hechos violentos, interviniendo todos en los tres niveles antes mencionados. Lo que será posibilitado a través de un marco normativo justo, la realización de una labor de sensibilización para lograr una actitud comprometida de todos los operadores involucrados en el tema y el fortalecimiento de las instituciones encargadas del tratamiento de las víctimas de la violencia, y que también se encuentran en posibilidad de su prevención. Las que en una estrategia de red, esto es, en una acción coordinada entre los diversos Sectores, complementando sus diferentes servicios, se incorporen a las acciones de la Sociedad organizada.

No hay comentarios: